La memoria de trabajo lo ejecuta todo. Y retiene casi nada.
El modelo de memoria de trabajo multicomponente de Alan Baddeley (1992) establece los límites. Los humanos mantienen y manipulan aproximadamente cuatro fragmentos discretos de información. Simultáneamente. En consciencia activa.
¿Elementos individuales? Decayendo en 20-30 segundos. Sin ensayo.
Este espacio de trabajo cognitivo de capacidad limitada—distinto del almacenamiento pasivo a corto plazo—procesa activamente la información. A través del control ejecutivo. Ensayo fonológico. Manipulación visuoespacial.
¿Diseños de interfaz que respetan estas restricciones? Esenciales para completar tareas complejas. Sin sobrecarga cognitiva.
El principio: cuatro fragmentos máximo. Externaliza el resto. Respeta los límites.
El modelo seminal de Baddeley y Hitch de 1974 revolucionó la investigación de la memoria al demostrar que la memoria de trabajo comprende múltiples componentes especializados en lugar de un sistema unificado único. El ejecutivo central coordina la atención y el procesamiento a través de dos subsistemas subsidiarios: el bucle fonológico (que mantiene información verbal a través del ensayo) y la agenda visuoespacial (que manipula información visual y espacial). Esta arquitectura explica por qué las personas pueden rastrear simultáneamente diseños visuales y recordar instrucciones verbales sin interferencia total de capacidad—diferentes subsistemas de memoria de trabajo manejan diferentes tipos de información.
El metaanálisis de Cowan (2001) refinó las estimaciones originales de Miller, encontrando que la capacidad de memoria de trabajo promedia 4±1 fragmentos con intervalo de confianza del 95%, con carga cognitiva que excede este umbral resultando en un aumento del 67% en las tasas de error y 43% más de tiempo para completar tareas.
La revisión crítica de Cowan de 2001 actualizó la estimación clásica "7±2" de Miller, demostrando a través de experimentación rigurosa que la verdadera capacidad de memoria de trabajo se aproxima a cuatro fragmentos—no siete—cuando se controla por estrategias de ensayo y agrupación. Su investigación mostró que las estimaciones más altas de Miller reflejaban habilidades de fragmentación en lugar de capacidad bruta. El hallazgo de Cowan tiene implicaciones profundas para el diseño: interfaces que presentan simultáneamente cinco o más elementos discretos de información exceden la capacidad típica del usuario, forzando pérdida de información o eficiencia reducida de procesamiento.
La investigación práctica del Nielsen Norman Group traduce la ciencia de la memoria de trabajo en orientación de diseño de interfaz. Sus estudios demuestran que los usuarios consistentemente tienen dificultades cuando las interfaces requieren mantener más de cuatro piezas de información simultáneamente—ya sea navegando jerarquías complejas, comparando especificaciones de productos o completando flujos de trabajo de múltiples pasos. Las interfaces exitosas externalizan información a la memoria ambiental (pantallas visibles, contexto persistente) en lugar de sobrecargar la memoria de trabajo con demandas de almacenamiento temporal.