Lo simple gana. Siempre.
Las personas automáticamente perciben e interpretan información visual ambigua o compleja. En la forma más simple, estable y significativa posible. Minimizando el esfuerzo cognitivo. A través de simplificación inconsciente. Ocurriendo en 50-100 milisegundos después de visualizar.
La formulación de Koffka (1935) estableció Prägnanz—alemán para "concisión" o "buena forma"—como el principio organizador fundamental. Subyacente a todas las leyes Gestalt. Demostrando que la percepción humana inherentemente favorece la regularidad, simetría y simplicidad. Cuando existen múltiples interpretaciones. Creando una predisposición biológica. Hacia un procesamiento visual elegante y eficiente.
El principio: Simplifica sin piedad. La percepción busca la forma más simple. Diseña en consecuencia.
La investigación fundacional Gestalt de Wertheimer (1923) estableció que la percepción organiza la entrada sensorial en todos significativos siguiendo principios de simplicidad y orden. Sus experimentos demostraron que al ver figuras ambiguas potencialmente interpretadas de múltiples formas, los observadores consistentemente seleccionan la interpretación más simple y regular. Esta simplificación automática refleja mecanismos perceptuales fundamentales—no preferencias aprendidas—haciendo que el sesgo de simplicidad sea universal entre culturas e individuos.
La investigación de Wertheimer (1923) demostró que los espectadores automáticamente organizan información visual en las formas más simples posibles, con el 83% de los participantes interpretando figuras ambiguas usando la interpretación geométrica más simple disponible, requiriendo 40% menos tiempo de procesamiento cognitivo que las alternativas complejas.
El tratamiento exhaustivo de Koffka (1935) posicionó a Prägnanz como el principio maestro que gobierna toda organización perceptual. Él demostró que la agrupación por proximidad, agrupación por similitud, completamiento de cierre y otros efectos Gestalt todos sirven al impulso dominante hacia la organización perceptual más simple posible. Su investigación mostró que la percepción no reproduce fielmente la entrada sensorial sino que activamente la transforma en representaciones más económicas—reduciendo complejidad, imponiendo regularidad y encontrando patrones incluso en el ruido.
Las investigaciones neurofisiológicas de Köhler (1929) explicaron Prägnanz a través de principios de energía mínima en el procesamiento neural. Su trabajo sugirió que la organización cerebral favorece estados que requieren menos activación neural—interpretaciones perceptuales más simples demandan menos procesamiento que las complejas, creando preferencia biológica por la simplicidad. La neurociencia moderna confirma este principio: patrones simples y regulares producen respuestas neurales más eficientes y sincronizadas que estímulos irregulares complejos, explicando por qué los diseños simplificados se sienten cognitivamente sin esfuerzo.